Señora que pasaba acarreada 4 horas en mítines del PRI, se queja por fila en gasolinera
Dijo que no es lo mismo aguantar 4 horas en un mítin del PRI porque allá les dan un sándwich.
Doña Clemente, militante del PRI desde el 2001, se quejó esta mañana ante los medios luego de que tuviera que pasar casi media hora formada para cargarle gasolina a su carro, así, como si se tratara de una persona cualquiera.
«Óigame, chingada madre, ¿pues de qué se trata? ¿Qué no saben quién soy yo? Si yo soy la presidenta vecinal de mi calle, tengo fotos con el ex alcalde de mi colonia (porque Morena les ganó las elecciones pasadas) y hasta salgo en una foto saludando de lejos al Del Mazo, porque casi casi somos cuates«, reclamó casi llorando a Forbes, quienes le hicieron una nota llamada «AMLO, el castigador de señitos«.
Durante la campaña electoral, Cleme pasó hasta cuatro horas parada bajo el sol, con una banderita del PRI en una mano y unas papitas con harta salsa en la otra. «Pero era diferente, porque allá nos llevaban por el bien del país, no para que nos estémos volviendo Venezuela como con el mesías tropical«, justificó.
Agregó que cuando ella iba a los mítines de su candidato, las llevaban en camión y les pasaban lista al abordarlo: «todo era más organizado, no que aquí nos tratan como mulas, obligándonos a formarnos como reces al matadero. Llevo casi 15 minutos, joven, no se vale«, espetó.
Luego de estar casi 30 minutos formada en una gasolinera de Ciudad Azteca, en Ecatepec, la militante del PRI que antes estuvo con el PAN porque una vez ganaron en su municipio, se salió de la fila y confrontó a un despachador de gasolina, a quien amenazó con hacer una llamada si no le despachaba primero.
«Cámara, pinche gato, o me cargas gasolina o te mando a cerrar todo tu pinche changarro y vas a ver, te quedas sin chamba. Órale, cabrón. Ya le estoy marcando a… a… al güey este que se dedica a cerrar negocios, culero, así que apúrate«, explicó dulcemente.
Como Doña Cleme, hoy existen miles de militantes del PRI y del PAN que tienen que sufrir las consecuencias de un gobierno socialista comunista monárquico que nada más busca maneras de hacer llorar a dulces señoras como ella.
Al final, la doña pudo cargar gasolina a su Chevy modelo 1990 y logró llegar a tiempo para su junta de Alcohólicos Anónimos.